miércoles, 30 de noviembre de 2011

Lo sueños... sueños son

Durante todo el día estuve con una sensacion rara en el estómago, sabía que lo más seguro era que esa noche nos iba a pasar un rodillo por encima, pero alimentaba la esperanza de dar alguna campanada, aunque fuese en forma de un par de goles por parte del Rayo. Mucha razón tenia Sandoval al decir que este era un partido para salir por la puesrta grande o por la enfermería. Al final fué lo segundo, un fino rapapolvo en un cuarto de hora y para casa. Solo por las dos ocasiones iniciales de Fuego y Lass merecía la pena ver aquello, solo por ver a Valdés dudar a la hora de sacar de portería porque tenia miedo de Michu en la segunda linea, solo por ver como Movilla se convertía por segundos en Xavi e Iniesta juntos, solo por todo eso, merece la pena vivir estos partidos. Lastima que solo nos durase media hora la alegria, en el otro área hay tiburones que no perdonan, y Alexis no perdonó, ni Villa, ni Messi tampoco. Pese a todo nunca se bajo los brazos. El Rayo salió a presionar y a jugar al ataque, que es para mi la mejor manera de afrontar este tipo de partidos. Si te llevas 6 como en el Bernabeu, pues vale, si te llevas 4 como en el Nou Camp, pues que les aprovechen, lo unico que deseaba era ver al Barça sudar y asi fue. Nada de caras largas porque estoy muy orgulloso de ser de este equipo, y de su futbol, de su forma de dar la cara en todo momento. Si mantenemos esta linea solo podemos tener un final esta temporada, y será la salvación. El 4-0 en contra puede convertir en 4-0 a favor con esta idea de juego. Solo pido que esta forma de jugar no decaiga en ningun partido ni ante ningun rival.

martes, 29 de noviembre de 2011

Soñad

19.00 horas del martes 29 de noviembre de 2011. Los jugadores del Rayo Vallecano, recién llegados al Camp Nou, pisan el césped de uno de los mejores estadios del mundo. Veo a Michu mirar hacia arriba. “Y si la liamos esta noche aquí…”, piensa mientras observa el lugar de la grada, en lo más alto, en el que se van a ubicar 500 vallecanos desplazados desde el barrio de los sueños.
Charlan con aparente despreocupación Cobeño, Jordi, Míchel (sí, el “capi” ha viajado a Barcelona, cumple su deseo de visitar otra vez el Camp Nou), Movilla y Lass. Lass Bangoura, ese niño (africano de mi vida) que hace solo unos meses hubiera jurado que el Barça – Rayo lo vería por la tele en Madrid junto a sus compañeros de piso. Tamudo pasea solitario con las manos en los bolsillos, responsabilizado. No está nervioso, ha jugado muchas veces en este estadio, incluso ha marcado un gol que le quitó una Liga al FC Barcelona.
“Podemos irnos de aquí con una goleada, pero también tenemos la oportunidad de escribir una página inolvidable en la historia de nuestro club. De aquí a la enfermería o de aquí por la puerta grande”. Sandoval  mira a los ojos a sus jugadores, sentados en los bancos del lujoso vestuario visitante del Camp Nou. El míster utiliza un discurso que tenía muy pensado, quiere tocar el corazón, el nervio de sus pupilos. Desea que salgan a disfrutar del partido, que no se acomplejen, que paseen con orgullo una franja que hace disfrutar y sufrir a miles de almas vallecanas. Se escuchan gritos. Se palpa la tensión, la emoción del momento. Los futbolistas salen hacia la bocana de vestuarios, allí cruzan miradas con Xavi, Valdés, Villa, Messi y compañía. Unos “cracks” que no sonríen después del “trastazo” de Getafe.
Y saltan al campo. Y suena “a todo meter”, atronador, el himno del FC Barcelona. Y a lo lejos rugen los 500 rayistas, que gritan “Rayo, Rayo” en nombre de todo el barrio de Vallecas, de cientos de hinchas que pueblan los bares y los hogares del ese gran barrio. Muchos de ellos acompañaron al Rayito en Segunda B por decenas de campos, incluso se dejaron el tiempo y la “pasta” en viajar varias veces a Canarias. Ahora tienen un nudo en la garganta por poder animar a su equipo en un escenario majestuoso.
Arranca el partido. El Barça sale a tumba abierta, espoleado por las críticas, con la intención de resolver el partido lo antes posible. La primera media hora es infernal para los franjirrojos. Cobeño para “a cuatro manos”, Jordi y Arribas se multiplican por 5, Javi Fuego, Movilla y Michu ni la huelen, el resto solo corren detrás del balón. Es un monólogo, Cobeño no tiene tiempo ni para respirar. Hasta la Virgen del Carmen, Patrona de Vallecas, achica balones incrustada en la defensa rayista.
Minuto 30. 0-0. Primeros murmullos en el Camp Nou. De repente retumba el estadio con el “A las armas” de unos aficionados que no pueden dejar de sufrir, que no quieren dejar de sufrir. “Somos de Vallecas, y vamos a ganar, vamos Rayoooo”. Los socios blaugranas giran la cabeza hacia el último anfiteatro admirando la fidelidad de unos “locos” que SOLO son del Rayo Vallecano.
Los muchachos de Sandoval aguantan con el empate hasta el descanso. Entran en el vestuario fundidos. “Su Majestad” Michel, que ha sufrido como el que más desde el banquillo, anima a sus compañeros, que aprovechan estos minutos para respirar, para recuperar el resuello. Michu se refresca y se moja el pelo después de haber corrido 32,4 kilómetros durante los primeros 45 minutos. “Vamos, chavales, a salir ahí con fe, estamos aguantando, sabéis que vamos a tener nuestra oportunidad”, grita Sandoval, que aunque no lo quiera escenificar, está más nervioso que el día de su boda. Sabe que su equipo tiene un gran oportunidad de “reventar” la Liga.
Comienza la segunda mitad. El Barcelona comparece con dudas, la impaciencia de la grada no les ayuda. Guardiola saca al campo a Iniesta, que vuelve después de su lesión. Nada más salir, el manchego chuta al palo y sirve otro balón a Villa, que encuentra los guantes de Cobeño a la altura de la escuadra. Paradón. San Cobeño, Patrón de la Albufera. Minuto 60. El Barça no anota. El Rayo no deja de soñar. El fútbol, como la vida, es una fábrica de sueños. Y si a eso le añades la franja roja…
A los 68 minutos de partido, Piti convierte su pierna zurda en una varita mágica. Sale de dos regates, levanta la cabeza y “larga” un centro colosal que Tamudo aloja con la espinilla en las mallas azulgranas. 0-1. “Tamudazo”. El Rayito pone patas arriba Vallecas, el Camp Nou y España entera. Solo restan 22 minutos de sufrimiento, quizá demasiados (quizás no) para aguantar las embestidas del mejor equipo de Europa. Los hinchas rayistas se hacen notar, solo se les escucha a ellos en un estadio de casi 100.000 personas. Pequeño “Vallekanfield” en territorio enemigo. Sandoval no se aguanta, por momentos parece un jugador más.
La alegría dura muy poco. Como casi siempre en la casa del pobre. Messi empata en el minuto 73. Zurdazo inapelable que se cuela junto al palo. El gol del genio reactiva al Camp Nou, que ahora empuja en busca de una remontada imprescindible para seguir luchando por la Liga. Los siguientes 15 minutos son infernales. El Rayo se parapeta atrás en busca de su “Misión Imposible”. Cobeño vuelve a intervenir hasta en tres ocasiones para convertir sus guantes en un tesoro con franja roja. Piqué cabecea al larguero. El Barça es un vendaval. Pero no la mete, ni siquiera en los 3 minutos de propina. Antes del pitido final, Puyol y Delibasic pelean por un pelotazo a seguir de Jordi Figueras, que solo perseguía la sana intención de alejar el esférico de su área. El árbitro pita falta en la frontal. Es la última acción del partido. Y es para el Rayito.
“Su Majestad” Michel, que había saltado al césped solo 2 minutos antes, coloca la bola en la baldosa de la ilusión. Es la gran oportunidad de su vida. No mira a nadie, no habla con nadie. Piensa en su familia, en aquellos que le han ayudado en los momentos difíciles, en la ingente cantidad de “mierda” que se ha tragado durante los últimos meses por defender a su Rayo Vallecano. Solo espera la señal del colegiado. Escucha el silbido. Corre. Arma el cañón. Con clase, buscando la escuadra, con calidad. Como esos futbolistas que se disfrazan de ángeles para tocar el balón. Michel sabe que le ha pegado bien, pero también que eso no es garantía de éxito. Durante un segundo se congela el balón. Y el césped, la portería, los jugadores, los hinchas, el Camp Nou, los bares de Vallecas, las televisiones, los corazones. Se congela hasta la almohada de Tebas, que ya se ha ido a dormir porque el partido termina demasiado tarde.
Goooooool. 1-2. Victoria en el Camp Nou. Michel sale corriendo, sin rumbo, sin destino, sin coherencia. Con sentimiento. Con una inmensa alegría. Por Lara y por sus hijos, por su club, por su hermano “Coke”, por sus amigos del Rayo, por todos. En un visto y no visto, 30 rayistas están abrazados sobre la hierba del estadio del FC Barcelona. No hay palabras para explicar lo que se ve. Arriba se abrazan los aficionados vallecanos. Los que se gastaron 150 “pavos” en cambiar sus billetes de avión, los que han viajado 9 horas en autocar para soñar con su equipo. Los que le contarán a sus nietos que ellos estuvieron allí, en ese momento inefable.
La fiesta es del Rayo Vallecano, la fiesta es del “pequeño”. A las 23.05 horas saltan otra vez al campo los futbolistas del Rayito, que en la lejanía divisan la alegría incontenible de cientos de “locos”. “La Vida Pirata” revienta los cimientos y las paredes del Camp Nou. Es sencillamente acojonante. “Sin trabajar, sin estudiar, con la botella de ron”. El Rayo hace historia, su fiel afición la lleva escribiendo desde hace muchos años. ¿Os imagináis que esto ocurre?    
Soñad. Porque soñar es una de las cosas más bonitas que esta vida nos concede.

lunes, 28 de noviembre de 2011

A tumba abierta

El Rayo Vallecano acude a Barcelona con la ilusión intacta, a pesar de la derrota ante el Valencia, y con ganas de dar guerra ante uno de los mejores equipos de la competición, por mucho que hayan perdido un partido o se encuentren a tres puntos del otro 'mega-crack' de la categoría. El Barcelona no acude al partido en su mejor momento. La derrota en el Coliseum Alfonso Pérez (1-0) ante el Getafe ha levantado ampollas en la Ciudad Condal y los de Guardiola no pueden permitirse el lujo de perder más puntos antes de afrontar el encuentro ante el Real Madrid (10 de diciembre). Para ello, los catalanes confían en la vuelta de Iniesta y Cesc, ambos ausentes en el choque ante los getafenses, para acompañar a un Messi al que se ve acelerado y falto del acierto habitual en él. El cambio de ubicación, más centrado, no le ha sentado del todo bien a la estrella argentina y el Barcelona abusa de las llegadas por el centro, limitando mucho más su margen de maniobra. Tampoco Alexis ofreció en Getafe su mejor versión y, ante la poblada defensa azulona, los catalanes sufrieron. A pesar de todo, el Barcelona creó ocasiones claras y pudo empatar el encuentro, sin conseguirlo. Ante el Rayo, los 'culés' esperan reencontrarse con el gol y vengar la afrenta de los de Luis García, ante un rival asequible y que podría ser víctima propiciatoria de un Barcelona herido y sin más opción que la victoria. En el plano deportivo, aparte de la vuelta de Iniesta y Cesc, Guardiola podría ensayar alguna variante para dar mayor frescura al equipo. Además, con el horizonte del Madrid cercano, tanto Piqué como Busquets forzarán la tarjeta amarilla que les impida jugar ante el Levante pero que les habilite para estar presentes en el Santiago Bernabéu. Con el recuerdo de la noche mágica del año 2000 (0-2) con Pérez Bolo, Cota o Alcazar y con Guardiola jugando con los catalanes, los de Sandoval llegan a Barcelona con una buena dosis de esperanza y de moral, tras comprobar que el Valencia, un equipo Champions y llamado a ser la alternativa al poder, tuvo que sufrir para sacar adelante su partido en Vallecas el pasado sábado. Con la ausencia de Tito por sanción, el técnico madrileño podría utilizar a Sueliton Pereira, aunque también se barajan otras alternativas que doten al equipo de mayor seguridad en la línea defensiva. El resto del equipo volverá a ser el habitual salvo en la punta de ataque, donde podría regresar Raúl Tamudo, un jugador curtido en este tipo de encuentros de alto nivel. El Rayo Vallecano parte hoy rumbo a Barcelona donde mañana, a partir de las 21 horas, disputará uno de los partidos más grandes que afrontará en su vuelta a Primera.


martes, 22 de noviembre de 2011

Voto en blanco en Pamplona

Osasuna y Rayo Vallecano firmaron un empate sin goles tras un partido con escasas ocasiones para ambos equipos. Los franjirrojos tuvieron la más clara con un lanzamiento al larguero de Lass, pero finalmente los dos conjuntos dieron por bueno el resultado. No fue su partido más brillante pero incluso supo a poco el punto cosechado en el Reyno de Navarra. El Rayo volvió a sumar lejos de Vallecas y lo hizo luciendo la imagen sobria y sólida que le mantiene más cerca de los puestos altos de la tabla que de la zona de peligro. José Ramón Sandoval, de nuevo en la grada por sanción, repitió el equipo que goleó a la Real Sociedad aunque en esta ocasión no acertó a encontrar el camino del gol. Tras unos minutos iniciales de mero tanteo Piti sería el primero en llevar algo de peligro a la meta osasunista. El catalán lo intentó desde muy lejos al ver a Andrés Fernández adelantado pero su lanzamiento salió por encima del partido. Pronto volvería a gozar el ’10′ rayista de otra buena oportunidad, con un remate picado que pasó cerca del poste, mas sería Movilla quien tuviese la ocasión más clara. El centrocampista se coló entre líneas y Lass inventó un pase bombeado que le situó mano a mano con el portero rojillo, pero el madrileño no supo batirle. Mención especial al aporte ofensivo del citado Lass. El joven jugador sigue consolidándose en el once de Sandoval explotando su terrible velocidad y ayudando a sus compañeros, faceta que se le recriminó en varios partidos del comienzo de la temporada. Raitala fue quien más le sufrió, aunque Damiá tampoco se libró del desparpajo y las ganas del guineano. Su gran actuación estuvo a punto de ser recompensada en el segundo tiempo con un disparo al larguero, la ocasión más clara del encuentro.
La segunda mitad siguió la inercia marcada en los primeros 45 minutos, con un Osasuna poco creativo y que tuvo que esperar a la entrada de Lamah para contar con mayor profundidad. Los cambios también se sucedieron en el Rayo. Tamudo, Botelho y Rafa García, éste último apenas 5 minutos, fueron los elegidos para refrescar a los franjirrojos. La entrada del delantero coincidió con un arreón temporal en el que el Rayo se vino arriba impulsado por Michu. Los intentos rayistas fueron neutralizados sin mayores dificultades por Andrés Fernández, mientras que en la portería contraria Cobeño volvió a dejar el marcado a cero atajando sin mayores problemas los lanzamientos lejanos de los rojillos. Conformes con el punto conseguido, los vallecanos se replegaron a esperar el final de un duelo que si bien no pasará a la historial del fútbol sí deja un punto en la maleta de regreso a casa.

lunes, 7 de noviembre de 2011

Este es mi Rayito

El Rayo consiguó esta jornada su mejor victoria, y la más facíl todo sea dicho. A los 10 minutos la Real Sociedad se quedaba con un hombre menos y recibia un gol de panalty materializado por Piti, que se estrenaba como goleador en primera, la expulsión de Iñigo Martinez condicionó y mucho el juego de la Real, ya Philippe Montanier tuvo que hacer cambios en la primera parte para intentar contener el juego de los de Sandoval. La estrategia le funcionó bien durante el resto de la primera parte, ya que consiguió no encajar más goles, pero los intentos de empate eran nulos. Pero ya en la segunda parte el esquema donostiarra se vino abajo, el Rayo fue deuño y señor del centro del campo con un Movilla espectacular, moviando el balón a su antojo como si de un crupier de Las Vegas se tratara, repartió juego a raudales. Lass y Piti por las bandas eran autenticos puñales, pero el verdadero tiburón del área fue Michu. El asturiano ejerció de falso 9 pese a estar Delibasic ocupando esa posición. Tras una buena jugada de Lass por la banda derecha, el senegales cedió un pase de Michu que casi de espaldas a la porteria batía a Bravo poniendo el 2-0 en el marcador. La Real se fue diluyendo más y más y en el minuto 62 se volvió a repetir la asociación entre el y el africano, y como si un dejá-vu se tratara volvía a marcar sentenciando el partido definitivamente. El golazo del partido lo marcó sin embargo Trashorras, que materializó una falta algo lejana en un golazo por toda la escuadra poniendo el 4-0 definitivo. Es la primera vez en la historia del Rayo que se consigue este resultado en Primera División y las sensaciones siceramente estan empezando a ser muy buenas, esperemos que dure. Aunque lo que nos viene ahora es de aupa.