Sucede desde hace años, pero en los últimas temporadas la intensidad
del fenómeno se ha acentuado hasta superar los límites de lo grotesco.
Haciendo bueno el patrocinio de la liga por parte de una conocida
entidad bancaria, los ricos y poderosos asaltan cada semana el feudo de
los más débiles, despojándoles no sólo de los tres puntos sino de gran
parte de su dignidad. La intervención comienza horas antes, cuando se cortan las calles de
tu barrio. No te puedes acercar al estadio con normalidad. Incluso los
que defienden la franja sobre el campo, los propios jugadores, tienen
problemas para superar los controles. La siguiente señal está en la
grada. Allí donde suele haber cinco mil asientos vacíos se sitúan otros
tantos blaugranas. En los saques de banda disparan los flashes. Cuando
marca el Barça llega el alboroto. Está claro, es día de concierto, día
de mitómanos. Hoy no hay partido, toca intento de desahucio. Lo que sí hay es frío, mucho frío, propio de una liga polar. Tu alma
coge un poco de temperatura cuando ves a Léo caer en el área, pero
entonces recuerda que los poderosos nunca golpean la puerta solos. El
peso de la ley cae sobre todas tus acciones. Pérez Lasa se ofende por
tus protestas lejanas y castiga con dureza tu frustración. El mismo
Pérez Lasa se empequeñece cuando Messi le manda directamente a la freir
espárragos con una protesta reiterada, con los brazos en alto y voz en grito, a tres metros de su cara. La vara de medir es, como le gusta a los bancos, de interés variable. El espectáculo termina pasada la medianoche. Un grupo de aficionados
visitantes espera paciente en busca de una foto, una mirada, un gesto
cualquiera de los protagonistas del asalto. Al otro lado de la valla,
más de cincuenta periodistas luchan por capturar las palabras del astro
argentino, que hoy ha decidido que suba el pan aprovechando las horas y
el buen tiempo. Entra la madrugada en Vallecas. El mejor equipo del mundo vuelve a
casa. Ni daños materiales ni heridos de consideración. Incluso los focos
han funcionado en el tercer mundo. Todo en orden, los puntos están en
la saca y la goleada en las primeras planas. Una jornada más, la
desigualdad -más propia del videojuego amañado por un adolescente que
del fútbol profesional- se ha trasladado al terreno de juego. Por fortuna, los buenos aficionados al Rayo Vallecano se marchan a
casa sabiendo que la goleada se queda simplemente en otro intento de
desahucio. No hay jugador en el mundo, por bueno que sea, que les pueda
arrebatar la esperanza de conseguir lo que desean.
martes, 30 de octubre de 2012
lunes, 22 de octubre de 2012
De perdidos al rio
El Rayo desaprovechó la oportunidad que tenía de sacar algo positivo de Cornellá. El Espanyol está sin rumbo y con su buque haciendo aguas, pero aun asi fueron capaces de vovel a sacar petróleo de los errores defensivos de los de Jemez, errores que cada vez son más preocupantes y que se deben corregir YA si no queremos vernos en el pozo tan pronto. Por lo menos ya no encajamos goleadas embarazosas como nos pasó en Pucela, que con un juego simple nos mandó a la lona de un plumazo. El dato positivo del 3-2 para los de Vallekas es la consagración de una nueva perla rayista, Leo Baptistao, al que cada vez se le ven mejores cualidades ya que el brasileño tiene tecnica, regate, juego y lo mas importante, el gol. Fue el autor de los dos tantos rayistas que nos hicieron soñar hasta el minuto 92, cuando Stuani rompia todas las esperanzas franjirrojas de puntuar ante el Espanyol. No voy a comentar nada de los errores arbitrales ya que sería hipocrita criticarlos cuando un buen dia un tal Tamudo marcó el gol que nos salvaba la vida en fuera de juego. Pero ayer Stuani tambien lo estaba, y tambien el de negro se tragó un claro penalty por mano del Espanyol dentro del área bastante claro. Pero las cosas como son, se perdió porque no supimos aprevechar nuestras oportunidades y porque el Espanyol supo vivir bien de nuestros errores. Fin de la historia. Lo malo de esta derrota es el calendario, ya que el Rayo recibe al Barça en Vallecas y al Málaga en la Rosaleda respectivamente. Solo queda creer en los nuestros y yo creo. Sigo confiando en que alguna jornada el Rayito desempolve el traje de Matagigantes y dá alguna que otra campanada. No por tratarse de tener enfrente a colosos del futbol vamos a dejar de ser valientes.
miércoles, 17 de octubre de 2012
Pirata ST Pauli
Hamburgo siempre ha destilado un cierto aroma
libertario, completamente ajeno a la tradicional rectitud y formalidad
alemanas. Con su importante puerto marítimo (el segundo más grande de
Europa tras el de Rotterdam), la ciudad hanseática siempre ha sido marco
del lógico ir y venir de barcos, marineros y personajes variopintos
venidos de cualquier parte del mundo, que han ido conformando
históricamente el carácter abierto y desenfadado de la ciudad. Además,
el intenso comercio marítimo ha sido a lo largo de los años una generosa
fuente de riqueza para Hamburgo y sus gentes, ayudando a construir una
ciudad elegante, moderna y cosmopolita como pocas en Alemania. Pero paralelamente, y casi de espaldas a la versión “guapa” de Hamburgo, el distrito de Santk Pauli
ofrece una versión quizá más cruda y descarnada de las realidades de
una ciudad portuaria. Creado de la nada con el nacimiento del siglo XVII
para dar cobijo a todas aquellas gentes y actividades traídas o
generadas por el tráfico marítimo que no eran del gusto de la refinada
población de la urbe, Sankt Pauli fue modelando su propia personalidad
al margen de la ciudad que le había dado vida, casi a modo de gueto. Su
fama fue extendiéndose por todo el mundo, recibiendo miles y miles de
visitantes (algunos tan ilustres como los embrionarios The Beatles) y
dando lugar a uno de los distritos más inquietos y particulares del país
germano. Y así sigue hoy, cuatro siglos después, convertido en un
símbolo del desenfreno y la ausencia de normas. Como un oasis en la
cuadriculada Alemania. Como
no podía ser de otra manera, un fiel reflejo de la particularidad de
este singular barrio lo encontramos en su equipo de fútbol, el FC St. Pauli,
un caso sin igual en toda la vieja Europa. Fundado en 1910, el St.
Pauli nunca ha sido un equipo destacado en Alemania, y son contadas las
ocasiones en las que ha conseguido codearse con los grandes del país. La
curiosa y original camiseta marrón de los “piratas del Elba” sólo ha
sido defendida en siete ocasiones en la máxima categoría del fútbol
alemán, la última en la campaña 2001/02. Pero no es por sus éxitos o por su sala de trofeos por lo que el FC
St. Pauli es un equipo tan especial. Llenar tu estadio con más de 15.000
espectadores jugando en la tercera categoría del país (Regionalliga Nord)
no es algo que esté al alcance de cualquier club. El Millerntor-Stadion
hace tiempo que no presenta huecos de cemento en sus gradas. En su
lugar, la fiel hinchada del segundo equipo de Hamburgo abarrota un
animado graderío, que engalana con banderas piratas (adoptada por el
club de manera oficial) y símbolos antifascistas o de izquierdas, signos
tan distintivos del club como su propio escudo. Guarida de prostitutas, reducto de movimientos punk y okupa,
hogar de los estibadores del puerto y morada de gente joven y de clase
trabajadora, la singularidad del distrito de Sankt Pauli queda bien
patente en su equipo de fútbol. Identificado con unos ideales más
propios del amateurismo que del fútbol profesional, el FC St. Pauli se convirtió a partir de su primer y fugaz ingreso en la elite en 1977, en plena eclosión mundial del punk,
en todo un símbolo cultural y social. No fue impedimento para que los
problemas financieros asolaran al modesto equipo hamburgués en la década
de los 80, obligándole a purgar sus carencias económicas en categorías
inferiores. Viviendo al día, con lo puesto. Como un integrante más de la
clase obrera a la que aglutina. Pocos clubes en el mundo tienen la claridad de ideas suficiente como
para declararse pública y abiertamente antifascistas, antiracistas,
antisexistas y antihomófobos. El FC St. Pauli y sus fans pasean sus
ideales con orgullo. Pocos estadios europeos acogen a un número tan
elevado de mujeres en sus gradas como el Millerntor, y juraría que
ningún presidente de un club de fútbol de primer nivel ha reconocido
públicamente su homosexualidad. Corny Littman, cabeza
visible del FC St. Pauli, defiende sin pudor, en un ambiente tan hostil
en ocasiones como el del fútbol, su condición sexual. Con este marco tan particular, casi antisistema, no es de extrañar
que el pasado año se celebrara en Sankt Pauli, con el club local como
anfitrión, la conocida como FIFI WILD CUP, una suerte
de campeonato del mundo alternativo disputado al margen del Mundial de
la FIFA de Alemania, que enfrentó a los equipos de Groenlandia,
Zanzíbar, Gibraltar, Tíbet y la República Turca del Norte de Chipre,
además del organizador, “vestido” para la ocasión de República de Sankt
Pauli, aunque compitiendo bajo los colores y el escudo del popular club.
Una muestra más de las inquietudes socio-culturales de un club que va
más allá del mero deporte. En la recientemente terminada temporada, el FC St. Pauli ha
conseguido el ascenso de categoría, por lo que en la campaña 2007/08
podrá medirse a históricos rivales, como el Fc Köln, el Borussia
Mönchengladbach o el Kaiserslautern. Poniéndome en la piel de estos, no
sé qué me impresionaría más, si saltar al Allianz Arena o al Olímpico de
Berlín, o hacerlo al pequeño Millerntor con las estruendosas campanadas
iniciales del "Hell Bells" de AC/DC como particular bienvenida.
martes, 2 de octubre de 2012
De la ilusión a la humillación
El partido prometía muchas alegrías y sobre todo una esperanza grande
de llevarnos los 3 puntos, cosa que se veía por la ciudad horas antes
del encuentro. La plaza mayor de Valladolid era franjirroja, los bares,
la gente de allí, veía que su pucela iba a jugar contra un equipo
humilde pero con una afición de diez. Llegábamos al estadio con
la convicción de que jugaríamos bien y nos divertiríamos en los 90
minutos e incluso antes, pero cuál es la sorpresa de más de un rayista
que llegó directamente al estadio en su coche particular, que en las
inmediaciones del José Zorrilla no hay ni un misero bar ni chiringuito
ni nada que se le parezca. Esta en mitad de la nada y la gente entró aun
mas si cabe hambrienta de triunfo y porque no, de algún que otro
bocadillo. Por cierto para que veáis que en todos
los estadios cuecen habas o mejor dicho, listos los hay en todos los
sitios, nuestra afición se ubicaba en una zona que la entrada costaba 35
euros, había entradas en los fondos por 25 euros, pues hay gente que
se quería ahorrar esos 10 euros de mas y cual es la sorpresa cuando 2
personas delante mío, pidieron 2 entradas de fondo, la respuesta fue la
siguiente : "Lo siento, en día de partido no se venden entradas de
fondo" . Pero bueno, ¿dónde pone eso? Pues la respuesta es muy sencilla,
llevas bufanda del Rayo pues pagas 35 y si no, no entras. Así funciona
todo, así va el país como va, se permite hacer a cada uno lo que le da
la gana. Después de este atropello
gratuito más ganas entraban de meterles 6 y que al menos esos 10 euros
que sacaron de mas, nos supieran a caviar, pues nada más lejos de la
realidad. En el once ya vimos la temida defensa de 3 al
menos para mi, no es ser ventajista pero en el artículo
anterior también lo refleje. Si quieres defensa de 3 al menos pon 2
laterales rápidos como son Tito y Casado pero no me desplaces a Jordi
Amat y tenga de referencia defensiva a Labaka que con todos mis respetos
no está para jugar con 3 defensas, es un central para jugar arropadito y
por más que Javi Fuego se intente desdoblar a todo no llega y así nos
paso durante todo el partido. Entraban como querían por el centro, por
las bandas, al pelotazo y por increíble que parezca Paco Jemez
no movía el banquillo. Después de un 6 a 1 no
me puedo fijar y culpar a uno sino a los once, pero lo de Adrian es caso
aparte, pasa inadvertido, jugamos con 10. Si hay que salvar a uno del
equipo para mi es el Chori. Comparte todas las sintonías de nuestro
himno, tiene valentía coraje y nobleza, pelea todas las bolas y lo mas
importante es que cuando tiene el balón en los pies todo lo hace con
sentido, a ver si los otros 10 se contagian pronto.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)