miércoles, 16 de mayo de 2012

Catarsis Vallecana

Si alguien no conoce la definición de catarsis, puede acudir a la RAE y leer que se trata de una “liberación o transformación interior suscitados por una experiencia vital profunda”. Pero si todavía no se aclaran las dudas, es posible que tenga que recurrir a las 21:46 horas del domingo 13 de mayo. En ese catártico momento, 14.500 almas afloraron la sensación de catarsis cuando, en el agónico minuto 91 del Rayo-Granada, Tamudo empujó el balón al fondo de la red. ¿Qué sentiste en ese momento?: catarsis. La tarde comenzó pronto para los vallecanos. Se antojaba un día especial y eso se podía palpar en el ambiente, en cualquier rincón de los aledaños del Estadio de Vallecas, en donde la zamarra franjirroja era la auténtica protagonista de la jornada dominical. El recuerdo del día del Zamora se plasmaba en los rostros de los sufridos aficionados vallecanos; estos sí que son sufridores y no los de la ribera del Manzanares. Conforme avanzaba la tarde, la tensión iba en aumento, pero los cánticos no dejaban de corearse en los grupos de aficionados, que vivieron el momento culminante de la previa del partido con la llegada del autobús de los ‘gladiadores’. Eran aproximadamente las 18.45 horas cuando un baño de multitud franjirroja daba la bienvenida a los Heroes, a los que podía vérseles en el semblante la presión de lo que estaba por venir. Saltaban los futbolistas al césped minutos antes de las 20 horas. Vallecas presentaba un colorido aspecto y sus hinchas ya estaban preparados para la batalla: las voces no cesaron y el equipo los necesitaba más que nunca. Pero en las pupilas de los 11 que defendían la franja sobre el tapete, se notaba rigidez, había momentos en los que la tensión los paralizaba y eso se dejó transmitir a una grada que vivía pendiente de las noticias que llegaban de Getafe. Y pasó lo que todos se temían. Gol de Zaragoza y desánimo, primeras lágrimas y nervios, muchos nervios acompañados de una angustia que se prolongó durante 30 minutos: el espacio de tiempo que osciló entre el tanto de los maños y el “Tamudazo”. Esa media hora fue infernal. La gente veía el futuro negro, muy negro, y la grada perdía las fuerzas para animar a los suyos, hasta el punto de que los futbolistas que estaban en el banquillo local pedían un último esfuerzo para alentar a los 11 que se batían el cobre y el destino de la franja. Y llegó la catarsis. En la mente de la afición franjirroja estará el recuerdo de una de las sensaciones más difíciles de explicar. Cuando todo parecía perdido, llegó el ‘Tamudazo’=catarsis. Saltos, gritos, carreras, abrazos, lágrimas, emoción, alegría, exaltación, más lágrimas y una extrema felicidad… Vallecas tocó el cielo. Después de ese momento, poco más se puede añadir. La invasión de campo estuvo motivada en la sensación de lanzar la tensión acumulada durante toda la tarde. Sandoval quería compartir con los suyos la emoción, y subió cual Spiderman hasta el palco para fundirse en un profundo abrazo con su mujer y sus hijas, las que siempre le acompañan y sufren como las que más por el corazón del capitán del navío franjirrojo. La fiesta se prolongó por las calles de Vallecas hasta altas horas de la madrugada, siendo el centro neurálgico de celebración la Fuente de la Asamblea. Allí no faltaron los cánticos que han hecho grande al Rayo esta temporada, y que la afición cantó con una felicidad desbordante. El cielo pasó por Vallecas. Para contarlo, hay que sentirlo y vivirlo.


lunes, 14 de mayo de 2012

La franja sobrevive

El Rayo Vallecano consiguió la permanencia un año más en Primera División. Un gol de Tamudo en el descuento ante el Granada propicia que los de José Ramón Sandoval salven la categoría mientras Sporting de Gijón y Villarreal acompañarán al Racing de Santander a Segunda. El Rayo culminó el ejercicio de funambulismo emprendido hace dos meses con un truco histórico, de esos imborrables en el alma de quienes lo vieron en directo. Caminando sobre el alambre, los franjirrojos llegaron a su final cuando sus latigazos estaban a punto de mandarles a Segunda. Pero apareció Tamudo, en el momento justo, en el lugar idóneo a pesar de estar ligeramente adelantado a los defensas. Sí, era fuera de juego, pero no serán estas líneas las que rescaten actuaciones arbitrales si en años no lo han hecho. Aquí se habla de fútbol y por suerte seguirá siendo de Primera en cuestión de meses. Pero hubo que sudar, sufrir, implorar, agarrarse a un sentimiento y a la lucha por conseguir un sueño que sólo unos meses atrás parecía logrado. Hubo corazón, poco fútbol y muchos nervios. Y así fue desde el primer minuto. Con una grada a reventar, de esas que no se recuerdan siquiera contra los grandes en presupuesto, que vio cómo los suyos salían aturdidos, con el objetivo claro pero las ideas empañadas. No tardaría el bueno de Ighalo en recordar que de comparsa el Granada, nada de nada. El atasco ofensivo en los de Sandoval en el último tramo de temporada no faltó a la cita en el día de cierre. La recuperación milagrosa de Javi Fuego y la vuelta de Armenteros entonaron al cuadro local, pero no tardaron en sumarse a la corriente de balones frontales que la defensa andaluza repelía sin demasiadas dificultades. Un fallo del exrayista Borja Gómez supuso el primer borrón en el juego de los de Abel Resino. El central se escurrió incomprensiblemente al borde de su propio área y dejó a Michu solo frente a Julio César. En una posición escorada el asturiano no acertó a batir al meta visitante, enviando el balón al lateral de la red. Piti, uno de los más activos, lo intentaría minutos más tarde desde lejos, pero el marcador se cerraría con empate sin goles en el descanso. La segunda mitad arrancó con más nervios que fuelle. Trashorras entró por un motivadísimo Movilla, comprometido con la franja hasta el último minuto que ha disputado con ella. Probablemente hayamos asistido a su ciclo como jugador rayista, pero de lo que no cabe duda de su compromiso con el equipo, un ejemplo que deberían aprender generaciones venideras. La sustitución coincidió con el gol del Zaragoza en Getafe, que mandaba a los franjirrojos a Segunda salvo victoria. Lass y Tamudo fueron los últimos revulsivos de Sandoval con el objetivo de conseguir el tanto salvador. De poco importaba desdibujar el equipo, cerrando con una línea de tres en la que Labaka se convertía en único defensor puro sobre el campo tras la lesión del infatigable Arribas. De hecho, de esta descolocación pudo aprovecharse el Granada con sendas ocasiones de Jara y Martins. El primero envió por encima de la portería el gol que hubiese supuesto el descenso del Rayo, mientras que Cobeño se encargó de evitar el segundo tras el bonito intento de vaselina del portugués. El tiempo se agotaba y el aliento llegaba desde las gradas al grito unánime del “sí se puede”. Y se pudo. Tamudo culminó la gran acción personal de Piti previo remate al larguero de Michu. La locura se desataba sobre el césped de Vallecas, en la grada, allá donde hubiese un rayista. No había tiempo para más en el campo, al Granada también le valía el marcador con la derrota del Villarreal. El pitido final dio paso a una explosión de júbilo sin igual, conscientes aquellos que conocen la situación de la ADRV de la necesidad imperiosa de salvar este match point. Y salió a hombros Diego Costa. Y Michu. Y lloró Cobeño. Y Arribas. Y miles de rayistas. Y Sandoval sacó pecho mientras miraba al cielo. No es para menos: la franja permanecerá un año más entre los más grandes.


martes, 8 de mayo de 2012

Honrradla



No hay un solo motivo futbolístico para pensar que el Rayo Vallecano ganará el domingo al Granada. Al menos eso se desprende de los últimos 6 partidos. Es un equipo bloqueado, asfixiado y desesperanzado. Una plantilla lastrada por las lesiones y las sanciones. 3 puntos de 30. Un +13 con el descenso tirado a la basura. Un colchón roto y despedazado. Ingredientes que mezclados en una sartén provocan un miedo atroz en Vallecas. Pero el partido del domingo no es un partido cualquiera. Es el partido. El más importante en la historia reciente de la franja roja. Enfrente estará el Granada, un rival con parecidas sensaciones a las rayistas. Ambas escuadras, ambas aficiones tienen un pánico atroz a perder la categoría. Por eso, lo futbolístico pasa desde ya a un segundo plano. Para conquistar la permanencia, el rayismo (paraos a pensar todo lo que incluye esa palabra de sólo tres sílabas) tiene que empujar hasta mucho después de no poder más. La salvación, en 90 minutos. Un “me quedo o me voy” insoportable. Y mucha gente que se merece celebrar que su “Rayito” se queda en Primera División. Por los que iban al campo en Segunda B. Por los que viajaban en Segunda B. Por los que animaban en Segunda B. Por los que presumían del Rayo en Segunda B. Por los que se engancharon a la magia de la franja a la vuelta del Infierno. Por los que se gastan su dinero en acompañar a su Rayo por España. Por los que ya no pueden ir a “Vallekanfield”, pero cierran los puños cada vez que la radio “escupe” un gol de Tamudo o de Diego Costa. Por el tío abuelo de Nacho Palencia, 65 años de socio y 90 de “hombretón”. Por Michu, que siente como un hincha lo bueno y lo malo que le pasa a su equipo. Por los empleados anónimos que también están recibiendo sobres certificados de la Administración Concursal. Por las primas, las “sobrinas” y las “nietas”. Por Javier Tebas, que aunque el Rayo baje seguirá siendo “experto en concursales”. Por Tito, un lateral de primera en Primera, Segunda o Segunda B. Por Arribas, que con las rodillas hechas polvo no descansará ni aunque el árbitro decida que Rayo y Granada se la juegan en la prórroga. Por Javi Fuego, el motor de la salvación (¡¡¡vuelve!!!). Por ex rayistas como “Villaverde Power” (Borja García), Coke, Yuma o Juan Carlos, que en Córdoba, Sevilla, Salamanca y Alicante sufren cada día por la franja. Por “Isi”, el utillero que seguiría haciendo lo mismo aunque el Rayo Vallecano se tuviera que refundar desde la Regional Preferente. Por Víctor Paredes, un preparador físico que ha “mamado” el Rayo hasta hacerlo suyo. Por Piti, una zurda rayista hasta la muerte (¿conservas la peluca morada?). Por Diego Costa, que ha demostrado ser capaz de pegarse hasta con su suegra por defender el escudo. Por Felipe Miñambres, un tipo honesto. Por los que se tuvieron que ir porque ya no podían aguantar más, pero siempre estarán. Por los periodistas que cubren al Rayo Vallecano y se implican en la información… y en la devoción. Por “Su Majestad” Michel, que después de toda una vida con y por el “Rayito” no se merece la crueldad de un descenso. Por todos los que alguna vez han berreado la canción de Ska-P. Por los que lloraron en Eibar. Por los que lloraron hace un año en la Asamblea. Por los jugadores que se están dejando la vida por el club… y por los que no. Por Cobeño, mucho más que un portero. Por Armenteros y sus “gayumbos” blancos. Por Trashorras, que ha demostrado que en el Rayo Vallecano también pueden jugar los buenos. Por Tamudo, un delantero de leyenda. Por Movilla, un profesional intachable. Por el “Iniesta de la Albufera” (Diego Benito), peor futbolista que persona. Por todos los que pelean por la “franjita”, que a las 6 defenderán al Rayo B, y a partir de las 8 sufrirán con el Rayo de todos. Por José Ramón Sandoval, cuya manera de entender el fútbol no merece un descenso. Por los que estuvieron en Burdeos y estarán si el Rayo ha de jugar la próxima temporada en Murcia, Huesca o Sabadell. Por los que se gastan lo que no tienen porque necesitan estar. Por Javi, ese hincha que viaja a todos los estadios, que anima, sufre, se cae y se vuelve a levantar. Por los que son del Rayo y punto. Por todos los niños que visten con alegría la zamarra franjirroja. Por los que son capaces de organizar desplazamientos masivos en 48 horas. Por los que se echan a la calle para celebrar… o protestar. Por la vida pirata. Por la inglesa, la francesa, la botella de ron y la futura novia rayista. Por los que “tragaron” y nunca hablaron porque no querían ”joder” a su Rayo Vallecano. Por los que hacen Rayoherald, que están viviendo su semana más difícil y que terminan una aventura que iniciaron porque NADIE hablaba del Rayo Vallecano. Por todos los que, consciente o inconscientemente, no he mencionado en estas líneas.Rayista: cierra los ojos e imagina como rugirá “Vallekanfield” el domingo 13 de mayo a las 8. Impresiona, ¿eh? Intenta quedarte, Rayo. Por la franja, por la hinchada. Pero si el “Rayito” se va, 15.000 hinchas abandonarán el estadio rotos pero orgullosos de animar a la franja más especial del mundo. Si el “Rayito” se va, se quedará su hinchada, la hinchada con más cojones del fútbol español. Una hinchada que llora de felicidad o de pena, pero que siempre vuelve a estar ahí para volver a llorar. Si el “Rayito” se va, volverá. Como antes. Como siempre.

jueves, 3 de mayo de 2012

Decepción preocupante

Nueva derrota del Rayo Vallecano. El conjunto de José Ramón Sandoval perdió ante el Mallorca gracias al tanto logrado por el Chory Castro en la segunda mitad. Los vallecanos se asoman peligrosamente al descenso, del que ya le separan únicamente 3 puntos. El Rayo sigue allanando el camino para que dentro de apenas 10 días Vallecas viva una final a cara de perro con el Granada. Su paso por Mallorca no fue ni mucho menos el peor de los dados en los últimos meses, pero evidenció los resquebajados mimbres con los que la nave intenta llegar a buen puerto. Tan sólo bastaron 15 minutos para que los bermellones, expertos en hundir esperanzas rayistas, finiquitasen un encuentro con dos partes muy diferenciadas. Sandoval apostó por una línea de tres centrales formada por Labaka, Pulido y Arribas. En los flancos, Tito y el sempiterno sancionado Casado muy abiertos en busca de juego rápido. El resto del equipo, el mismo que dibujó el bochorno del pasado domingo ante el Barça. Mas no fue la misma imagen la mostrada en el Iberostar, donde el Rayo hizo del dolor el motor de sus ocasiones. Poco a poco fue lubricándolo, creciéndose y transformando en ocasiones el deseo de redención. Tamudo tuvo la primera, clara hasta decir basta. Se plantó solo delante de Aouate y fue el palo quien impidió el gol. Un cabezazo del catalán daría inicio a una triple oportunidad frente al israelí, pero tampoco fueron capaces de hacer gol Tito ni Diego Costa. El acoso a la portería mallorquinista aumentaba según avanzaba el partido camino de los vestuarios, ansiados por los de Caparrós como agua del mes recién inaugurado. Milagrosamente, el triple sonido del silbato llegó sin que los franjirrojos viesen puerta, práctica casi olvidada desde hace un mes cuando se vapuleó al Osasuna. Y hasta aquí llegó el Rayo Vallecano en Mallorca. En la reanudación los de Caparrós aparecieron en el partido con la entrada de Alfaro. El equipo local dio un paso al frente y apenas le costó llegar al área de Cobeño, con especial reincidencia por el flanco defendido por Casado, coladero bien aprovechado por Nsue, Pereira y compañía. Pero no sería por allí por donde llegase un gol que reflejó la inocencia de una zaga rota en su actitud. A los 15 minutos de la segunda mitad el Chory Castro degollaba al rayismo aprovechando un regalo de Arribas. El resto del encuentro sólo sirvió para confirmar cómo el equipo se desangra, paradigma de la situación en la Liga. La imagen de aquel Rayo con ansia ofensiva y buen gusto por el fútbol a pesar de lo reducido de su billetera queda en una instantánea que pierde color a pasos agigantados. La nula respuesta de los rayistas ante el gol encajado, con un Trashorras cuyo andar parsimonioso desespera a la vista, con un Michu desaparecido en combate desde que sonasen campanas celestiales, sólo refleja la extenuación de un equipo que ni sabe ni contesta. El caminar de la franja recuerda al visto hace dos años, cuando la incapacidad y el bloqueo psicológico estrangularon al equipo hasta ponerle al borde de la vuelta al infierno de la Segunda B. Por entonces hubo que esperar al último partido del año para salvarse y dar a la tecla del reset en los meses de verano. La falta de gol y una extrema endeblez en lo defensivo y mental, penurias del conjunto rayista en este tramo final de Liga, nos llevan a intuir que la historia se repetirá en breve salvo victoria en Sevilla, algo que a estas alturas parece cuando menos improbable.