Minuto 83 de partido en Mestalla. Roberto Trashorras es derribado
dentro del área con el marcador todavía a cero y Alvárez Izquierdo
señala sin dudarlo el punto de penalti. Piti o el propio Trashorras
están capacitados, incluso designados para tomar la responsabilidad
desde los once metros. Sin embargo, la luz se ilumina para Alejandro
Chori Domínguez, un ex-valencianista con alguna cuenta pendiente frente
al que fuera su equipo hasta el pasado verano. El argentino no falló. Diego Alves a un lado y el balón al otro para
certificar un histórico triunfo del Rayo Vallecano en el feudo del
Valencia. Dedos al cielo del Chori Domínguez en la celebración. Peinetas
al aire de la afición local y pañuelos contra Llorente pidiendo su
dimisión. “No es un tipo vengativo. Ha respondido en el campo con un gran
partido que demuestra la clase de jugador que es. Lo del penalti es
circunstancial, estaba confiado y lo ha lanzado él”, resumía Jémez tras
el partido. Pero lo cierto es que alguien salía de la zona de vestuarios
con una sonrisa de satisfacción. La sonrisa de haber hecho las cosas
bien con un equipo humilde y de haber completado una pequeña revancha.
La dulce revancha del Chori Domínquez.

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